Cuando una tierra hace tan suyo el fruto de la vid, ese vino lleva en su alma la marca indeleble del paisaje y de sus gentes. No hay otra. Ese es el caso de Aranda que, en el corazón de una denominación de origen tan elogiada como Ribera del Duero, luce durante 2020 el cetro de la Ciudad Europea del Vino (*). Y eso bien merece un brindis.

 

 Bodegas Aranda