Los austeros paisajes castellanos siempre acompañaron a Antonio Machado. El poeta descubrió en Soria una naturaleza pura, acompasada por el fértil devenir del río Duero y la belleza plomiza de los peñascos. El libro Campos de Castilla, publicado en 1912, desgrana el encanto de las cosas humildes componiendo algunos de los versos más conmovedores de la poesía universal. En esta pequeña capital conoció a Leonor, el gran amor de su vida y, en su memoria, atesoró la estancia castellana como el tiempo más feliz de su existencia.