Carlos Núñez
Músico
Se reveló como un visionario, desde que grabara A irmandade das estrelas hace veinticinco años, maridando lo celta con otros aires, como el flamenco o el blues. Desde aquella detonación, ha seguido su propio camino con el respeto del público y los gourmets musicales. Este año celebra el aniversario de su debut y, además, ha conducido el vídeo de bienvenida del Xacobeo, al que ha aportado su carácter, tan especial como el del propio Camino.
Su última incursión musical ha sido el videoconcierto Celtic Beethoven, que estuvo disponible durante un mes en internet. ¿Quedó satisfecho con esta experiencia?
¡Mucho! Sentí que este trabajo, al ser un streaming on demand, era una fusión entre grabación de disco y concierto. Abrimos así a la gente esa capilla cerrada de un estudio. El público sintió los tiempos y la energía de manera muy íntima. Quedé muy contento, porque era un proyecto en el que llevaba quince años, desde que visité por primera vez la casa de Beethoven en Bonn. Descubrimos que había estado trabajando en sus últimos años con las músicas celtas.
¿Qué encontró en estas composiciones de Beethoven que le llamó la atención?
Sobre todo, el uso de la intuición propio de la música celta transmitido oralmente desde hace siglos, que sigue en eterno movimiento. Ese patrimonio se combina con la maquinaria de ingeniería que es la armonía. Y el rey de la armonía era Beethoven. Sentí que era un regalo desconocido que nos había dejado, porque el gran público ignora esas 200 composiciones que nos legó.
¿Cómo afronta esas composiciones para darles un aire propio?
Para darles vida, era necesario conocer los códigos de la música clásica y las músicas tradicionales. Trato de ofrecer una nueva manera de interpretar estas composiciones. Al acercarte a ellas, descubres que es música tradicional a la que se le aplicaron todos los conocimientos de la música clásica. Estoy feliz por la culminación de todo el trabajo desarrollado y reconozco que me gustaría sacar disco. A lo mejor tenemos sorpresa.
Todo esto, en un año en el que celebra por todo lo alto el XXV aniversario de un disco clave como fue A Irmandade das estrelas...
Vamos a celebrarlo con todo tipo de ideas. Celtic Beethoven es una pata más de esta celebración. Cuando salió A Irmandade... yo tenía 24 años y, además de músicos de mi edad, también colaboraron maestros como The Chieftains, Ry Cooder o Luz Casal. Ahora me gustaría invitar a gente más joven y hacer una unión entre generaciones, que ya es una hermandad. Quiero conectar esas tradiciones ibéricas como cuando lo grabamos. En ese momento, enlazar las músicas atlánticas con el flamenco era algo muy novedoso.
"El espíritu del Xacobeo debe ser de celebración"
¿Qué tiene esa música tradicional para ligar tan bien con estilos como el flamenco o el blues sin perder personalidad?
Cuando grabamos este disco, me movía por la intuición. Me decía que había que conectar con otras tradiciones como el rock, el pop o el flamenco... Pude hacer A Irmandade porque antes participé en giras con The Chieftains, cuando colaboraban con The Rolling Stones o con Sting. Me dije que quería lo mismo con nuestra música celta con gente de diversos ámbitos. Más tarde hice un trabajo interdisciplinar para manejar este material. Es lo que los arqueólogos llaman longue dureé, cosas que no desaparecen ni aparecen por generación espontánea. Es una eterna adaptación. La tradición lucha por seguir viva y se mete por cualquier resquicio. Es fascinante ver a las nuevas generaciones que hacen músicas urbanas, inspirarse en músicas tradicionales, como Rosalía o C Tangana. En el lado atlántico esto aún está por hacer.
Estas tradiciones arraigadas, ¿son el alma céltica de este país?
Este país es muy singular. España es el encuentro de dos energías antagónicas, el Mediterráneo y el Atlántico. Dos maneras muy diferentes de entender la música. En España somos como somos, porque aquí se ha producido una eterna fusión a lo largo de la historia. Esa continua mezcla, muy nuestra, es algo que se nos da bien. Desde hace miles de años tenemos una voluntad de crecer sumando. Ese arte de la mezcla es un verdadero talento que tenemos por tradición. España es un espacio geográfico privilegiado en el que encontramos la gaita y la guitarra, que han convivido y se han mezclado.
Ha sido responsable del vídeo de bienvenida del Xacobeo en el que participó gente como Julio Iglesias, Alejandro Sanz, Paulo Coelho... ¿Le sorprendió la buena acogida del proyecto?
Ha sido emocionante. Las 150 personalidades que participaron lo hicieron de una manera generosa. Aceptaron encantados y me pareció algo hermoso. Gente que venía de ámbitos muy diversos trabajando juntos. Es algo que nos define como cultura. El vídeo lo hicimos en los dos últimos meses de 2020 y fue increíble. Amaral cantando una cantiga medieval o Alejandro Sanz hablando de la tradición. Creo que ha sido un buen arranque de lo que debe ser el espíritu del Xacobeo, un espíritu de celebración.
¿Cómo músico, cuál es la personalidad del Camino del Santiago?
Recuerdo alguna conversación con un organizador de conciertos en Alemania, sobre la posibilidad de hacer una gira musical basada en el Camino y me preguntaba: ¿con qué música? Me quedé pensativo y respondí que no teníamos una música asociada a este imaginario. Hace quince años no lo tenía en la cabeza, pero hoy sí. Ha quedado escrito en las culturas del Camino con instrumentos nuestros, como las fídulas, cancioneros como las Cantigas de Santa María y con la tradición. Esas músicas son una apuesta de futuro. Uno de mis sueños fue poner en marcha la Orquesta del Pórtico de la Gloria y me gustaría abrirla a creadores de música contemporánea que continúen ese espíritu.
"En los Paradores encuentras silencio, naturaleza, vistas, historia... Todos esos elementos que trabajo en mi música los encuentro aquí"
Algunos Paradores han sido escenario de sus conciertos. ¿Qué le transmiten?
Son lugares tan interesantes, en lugares históricos, con una larga vida... Transmiten una energía especial, algo muy céltico, como ocurre con los castros. En los Paradores encuentras silencio, naturaleza, vistas, historia... Todos esos elementos que trabajo en mi música, los encuentro aquí. Se definen por ser lugares de encuentro que siempre se van renovando, como la música celta que hago. ¡Es algo muy curioso! Visitar un lugar como un Parador y sentir las energías que te trasmite es algo formidable, por eso me parecen tan interesantes. He tocado en Paradores y los he visitado personalmente. Recuerdo conciertos en el Castillo de Monterrei o en el Parador de Baiona, donde que me encantaría repetir. Algunos de esos conciertos han pasado a ser parte de la música, espacios de inspiración para tener experiencias únicas.
Texto: Luis Tejedor.