En plena temporada setera, el Parador de Gredos ofrece durante los meses de octubre y noviembre la posibilidad de disfrutar de la gastronomía del reino fungi dentro de unos cursos de iniciación a la micología (amplía información) que ha programado para este periodo otoñal. Un fin de semana en el bello entorno de la Sierra de Gredos para adentrarse en el apasionante mundo de las setas y los hongos y descubrir las posibilidades culinarias que ofrece este manjar.
La experiencia gastronómica está prevista para los sábados, tras la salida al campo para realizar el curso, con un almuerzo degustación con diferentes tipos de setas (bebidas incluidas). Un singular menú micológico que únicamente está disponible para los clientes del pack especial que se ofrece para los días 14 y 15 de octubre, 21 y 22 de octubre, 28 y 29 de octubre, 4 y 5 de noviembre y 11 y 12 de noviembre y para los cuáles aún existen plazas disponibles.
Para abrir boca unas croquetas de boletus, considerado el rey de las setas con ese punto dulzón que evoca la presencia de frutos secos como la avellana, y cecina.
En tierras abulenses no podía faltar un clásico del recetario regional, las tradicionales patatas revolconas que, a su habitual acompañamiento de torreznos, suman en esta ocasión los níscalos (Lactarius deliciosus), una seta muy apreciada en tierras castellanas por su intenso sabor y excelente textura.
El bacalao llega a la mesa confitado con una deliciosa crema de Amanita caesarea, la seta de los césares y una de las especies más preciadas y deseadas por los aficionados por su delicado sabor con reminiscencias a nuez,y un asado de pimiento s muy propio de esta época del año.
Amanita caesarea.
El otro plato fuerte lo protagoniza la de ternera Avileña-Negra 100% raza autóctona, que se elabora estofada con rebozuelos (Cantharellus cibarius). Una seta ideal para acompañar a las carnes por su sabor dulzón que recuerda a orejones o albaricoques.
El reino fungi también está presente en el postre, para el que el equipo de cocina, a cuyo frente está el chef Antonio Medinilla Mora, ha apostado por un clásico arroz con leche al que aporta el toque micológico y de color la trompeta de los muertos (Cantharellus cinereus), esas versátiles delicias negras del bosque cuyo sabor se asemeja al de la trufa negra de invierno.
