La primavera es la época perfecta para disfrutar de los jardines en su máximo esplendor. Su historia se remonta a hace 4.000 años, como muestran las pinturas de tumbas egipcias. Los faraones los creaban para aportar frescura y sombra, embelleciendo sus palacios con plantas exóticas traídas de tierras lejanas. Hoy, los jardines siguen siendo refugios de bienestar: alejan el estrés, purifican el aire y nos invitan a reconectar con la naturaleza, ya sea paseando, leyendo o simplemente admirando su belleza.
En Paradores, encontrarás jardines únicos: desde diseños vanguardistas (como el expuesto en el MoMA) hasta históricos rincones con influencias francesas o especies autóctonas centenarias. Cada uno encierra magia y está listo para sorprenderte.
Un jardín de 3.000 m2 con historia en el MoMA
Es difícil imaginar que, en pleno casco histórico de Alcalá de Henares, una ciudad de gran tradición literaria que fue hogar de figuras como Cervantes, Quevedo y Tirso de Molina, se encuentre un edificio tan espectacular como el que alberga el Parador de Alcalá de Henares. Este antiguo convento del siglo XVII ha renacido tras una transformación integral, convirtiéndose en un espacio donde la historia y la modernidad se entrelazan con una elegancia sorprendente. Desde su imponente claustro hasta su relajante spa situado bajo las bóvedas de la iglesia, cada rincón cuenta una historia que combina tradición y contemporaneidad. También destaca su centro de convenciones, ubicado en unos antiguos talleres del siglo XIX, y su innovador Jardín Tallado, una obra arquitectónica tan singular que fue exhibida en el MoMA de Nueva York.
Este jardín de 3.000 m², que ocupa el espacio del antiguo huerto, se convierte en un techo verde que embellece las habitaciones y se integra armoniosamente con la arquitectura local. Inspirado en los jardines japoneses, este espacio ofrece patios cuidadosamente diseñados que aportan serenidad y conexión con la naturaleza. El Jardín Tallado se ha convertido en el símbolo del Parador de Alcalá, una ciudad reconocida como Patrimonio de la Humanidad, donde además podrás deleitarte con la mejor gastronomía regional madrileña. Los sabores tradicionales se encuentran en lugares como la histórica Hostería del Estudiante y el restaurante Santo Tomás, brindando una experiencia culinaria inolvidable.
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Aquí residen las palmeras más longevas de Europa
Si hay un lugar capaz de enamorar con sus vistas a la ciudad de Córdoba y sus impresionantes atardeceres, ese es el Parador de Córdoba, situado en un emplazamiento excepcional sobre las antiguas ruinas del palacete de verano de Abderramán I. Este rincón privilegiado, a los pies de la majestuosa Sierra Morena, conquistó hace siglos al primer Emir Omeya, y hoy continúa fascinando a quienes lo visitan con sus amplias y cómodas habitaciones, modernas instalaciones deportivas y su proximidad al corazón de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad. Además, su exquisita cocina regional, con delicias como el salmorejo, los flamenquines o las tapas de rabo de toro, se convierte en uno de sus grandes atractivos. Destaca también su emblemático Jardín de los Naranjos, un espacio que ha dado lugar a múltiples leyendas.
Cuenta la tradición que Abderramán hizo traer palmeras desde su tierra natal, la actual Siria, para recrear un trozo de su hogar. Hoy, estas palmeras, algunas de las más antiguas de Europa, forman parte de este apacible jardín, un lugar perfecto para desconectar y trasladarse al esplendor de la época califal. A tan solo ocho kilómetros, se alza la impresionante Medina Azahara, construida por Abderramán III en memoria de su amada esposa, una joya arquitectónica que nos transporta al auge del Califato de Córdoba y que sigue siendo uno de los mayores tesoros del legado musulmán en España.
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Un remanso verde en el corazón de Gijón
Con el encanto de lo urbano y la serenidad de la naturaleza, el Parador de Gijón ofrece lo mejor de ambos mundos. Situado en un antiguo molino de agua rodeado de hermosos jardines, este alojamiento invita al relax en un entorno que combina tradición y belleza. Sus senderos empedrados, el estanque que adorna el paisaje y su proximidad al Parque de Isabel la Católica –un oasis natural en pleno corazón de Gijón– lo convierten en un lugar único.
En este rincón asturiano, declarado Bien de Interés Cultural, puedes explorar un jardín histórico que alberga más de 1.200 ejemplares de plantas, distribuidos entre más de 65 especies distintas. El ambiente sereno y revitalizante te permitirá desconectar por completo, mientras disfrutas de una experiencia gastronómica asturiana en el restaurante del Parador, con platos que rinden homenaje al carácter marinero de la región, acompañados, cómo no, de una buena sidra.
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Tesoros de la isla bonita
La isla de La Palma, conocida como la Isla Bonita, es un verdadero santuario natural que ostenta el título de Reserva Mundial de la Biosfera. En su compacto territorio se mezclan paisajes volcánicos, acantilados vertiginosos, bosques de laurisilva y costas áridas, además de algunas de las plantaciones de plátanos más importantes de Canarias. Su vegetación cubre casi una cuarta parte de la isla, con laureles, tilos, musgos y helechos gigantes que dan vida a este paraíso verde.
En este enclave único se encuentra el Parador de La Palma, un remanso de tranquilidad que ofrece vistas inigualables del Atlántico a cualquier hora del día. Este edificio encarna la esencia de la arquitectura tradicional canaria y goza de una ubicación privilegiada, entre el aeropuerto y la colorida Santa Cruz de La Palma, donde las calles parecen abrazar al océano.
Rodeado por un auténtico jardín botánico con más de 70 especies autóctonas –como los majestuosos dragos o los vibrantes tajinastes–, el Parador te invita a relajarte en un entorno natural excepcional. Entre sus instalaciones podrás disfrutar de una piscina estacional, gimnasio, sauna y una amplia terraza para disfrutar de un aperitivo con vistas que, en los días despejados, llegan hasta Tenerife y La Gomera.
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Elegancia francesa y una conífera centenaria en el 'Escorial de Asturias'
A menudo conocido como "El Escorial de Asturias", el Parador de Corias te invita a sumergirte en la historia, el arte y la naturaleza desde su majestuosa ubicación en el monasterio románico de San Juan Bautista, del siglo XI. Declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional, este enclave guarda auténticas joyas: desde los restos arqueológicos en el sótano de su iglesia original, pasando por una impresionante biblioteca con más de 7.000 volúmenes, hasta un relajante spa pensado para revitalizar cuerpo y mente. A través de los ventanales y jardines del claustro, las vistas al río Narcea y al entorno natural completan una experiencia única.
Presidido por una imponente araucaria, traída de ultramar por los monjes benedictinos hace siglos, este jardín francés se ha convertido en Patrimonio Cultural y símbolo de serenidad. Los monjes, que aún habitan este lugar desde hace más de 150 años, aportan un aire de retiro espiritual que contrasta con los espacios del Parador. A poca distancia, la naturaleza se despliega en todo su esplendor con el Parque Natural de Fuentes de Narcea, Degaña e Ibias, hogar del bosque de Muniellos, uno de los robledales más grandes de Europa. Este tesoro asturiano combina historia, relajación y paisajes que invitan a reconectar.
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Un exuberante palmeral, refugio habitual de Balenciaga
En el extremo de la playa del Arenal de Jávea, donde el bullicio del pueblo se encuentra con la calma de las zonas residenciales y de ocio, se alza el magnífico Parador de Jávea. Este rincón mediterráneo ofrece una experiencia que va más allá de un simple alojamiento: vistas espectaculares al mar desde sus habitaciones, un embarcadero privado que conecta directamente con las aguas cristalinas y jardines tropicales llenos de vida, salpicados de palmeras y buganvillas. El césped impecablemente cuidado se funde con el entorno marino de Jávea, creando un lugar que cautivó al célebre diseñador Balenciaga, habitual visitante durante las estaciones de primavera y otoño.
En su restaurante podrás disfrutar de los sabores más auténticos de la gastronomía local, con especialidades como arroces, fideuás, pescados y mariscos frescos, todo ello acompañado de productos de la huerta. Además de deleitar el paladar, el ambiente marítimo que se respira desde los ventanales, con vistas al exuberante palmeral, hará que tu visita sea inolvidable. Una joya del Mediterráneo que combina naturaleza, comodidad y sabor.