El Parador de Ávila reedita la cena teatralizada ambientada en la época fundacional del Palacio Piedras Albas
13 de Marzo 2024

Un lustro después de la última edición, el Parador de Turismo Raimundo de Borgoña, de Ávila, retoma este año su tradicional cena renacentista teatralizada. Un popular evento con el que el establecimiento evoca la época fundacional del Palacio Piedras Albas que lo alberga y rinde homenaje a los marqueses de Benavites, moradores del mismo y responsables de la construcción del actual torreón a finales del siglo XIX.

La velada arranca a las 20;30 horas con una copa de bienvenida y una introducción a la época en el salón Don Juan de Henao a cargo de Eduardo Duque, doctor en Derecho, profesor en el Programa Interuniversitario de la Experiencia de Castilla y León y miembro de número de la Institución Gran Duque de Alba.

 

Parador de Ávila

 

El comedor principal del Restaurante “Piedras Albas” será el escenario de la cena renacentista propiamente dicha. Un banquete que contará con la animación escénica de la compañía Teatro Escabel que, a lo largo de la noche, representará “El rey Tiburcio busca novia”, obra cómico-burlesca de carácter popular ambientada en el siglo XVI firmada por José Cedena, autor toledano contemporáneo conocido por revivir el tradicional género teatral español del sainete.

Se trata de un sainete en verso situado en la época medieval. Un rey, entradito en años y aún soltero, busca novia para poder tener un heredero; para ello le encarga a un marqués que busque por la corte. Las tres damas que le trae no son muy agraciadas que se diga, por lo que el rey se venga de él en un final tan sorprendente como imprevisible.

 

MENÚ DEL SIGLO DE ORO

Para esta nueva etapa el equipo del Parador, con el jefe de Cocina al frente, Diego Huete, ha renovado por completo el menú para exhibir, con aires actualizados, una selección de platos del Siglo de Oro, periodo de gran trascendencia gastronómica en el que la cocina se transformó en un arte más, aportando técnica, refinamiento y placer, y en el que comenzaron a sentarse las bases de la cocina actual.

Como aperitivo se servirá, un hornazo relleno de dos de las piezas más populares de la caza menor, tanto de pelo como de pluma: conejo y perdiz. En esta época pueden incluirse como herencia del Medievo los estofados, las masas de harina de trigo rellenas, las tartas y los pasteles en los que van a desaparecer los animales enteros o vivos, para ser sustituidos por carnes y aves deshuesadas que, si nos damos cuenta, son la base de los platos tradicionales de las regiones españolas

Para el primer plato se propone un huevo asado, con patata trufada y torreznillos, en homenaje a ese tubérculo que a mediados del siglo XVI entró en tierras españolas procedente de los aztecas (América), siendo Castilla el primer paso de entrada al resto de Europa debido al monopolio que poseía sobre el transporte de productos provenientes del Nuevo Mundo.

Como receta de pescado se ha elegido un escabeche de corvina y membrillo, un ancestral método de conservación cuyo origen algunos historiadores remontan al Imperio Romano. En el Renacimiento, el pescado tenía una consecuente alternancia con la carne, pues esta no podía ser de consumo diario. Marcaba un ritmo semanal y anual. En los días de abstinencia se consumía pescado, fresco o en conserva. El fresco podía ser de mar o de río y su disposición dependía de los lugares, puesto que su conservación y traslado eran difíciles. Sólo la Casa Real y las clases privilegiadas podían tomar pescado venido de lejos y mantenido en agua salada, nieve o hielo en unas construcciones especiales, los famosos neveros. El pescado salado o escabechado (sardina, arenque, bacalao) era el recurso de las clases populares.

 

Minuta de la Cena Renacentista

 

La opción cárnica elegida es un costillar de cordero lechal confitado en AOVE de romero, como reflejo de que en el Siglo de Oro las diferentes formas de cocción y tratamiento de las materias primas terminarán de perder ese cierto primitivismo, esa tosquedad inherente al Medievo, y serán procesos mucho más largos, más cuidados y elaborados, que darán como resultado unas recetas que, aún hoy en día tienen vigencia.

Con el postre, una tarta cremosa de queso fresco con miel y crujiente de cacao, se quiere evidenciar que en la cocina renacentista también se potencia el uso de los alimentos lácteos, una bebida poco común hasta entonces, ya que se contaminaba con facilidad. Tenía un mayor consumo en el medio rural. En las ciudades solo las clases privilegiadas, que disponían de establos en sus mansiones, consumían leche. Además, también comienzan a verse recetas en las que se usa la nata, elaborada a partir la crema que se forma sobre la leche hervida.

Y todo ello combinado con otro de los productos de moda de la época, el cacao, que se introdujo en España procedente de América en la primera mitad del siglo XVI, al que también se rinde homenaje con los petit fours que acompañan al café o infusión: trufas de cacao artesanas.

El menú tiene un precio de 55 euros por persona, impuestos incluidos, y comprende la bodega: vino blanco Emina, de la DO Rueda, y el tinto Me&you de la DO Ribera del Duero, y aguas minerales. Las reservas pueden realizarse en [email protected] o en el teléfono 920 21 13 40.

El plan escénico-gastronómico constituye una excelente excusa para planificar una escapada hasta la monumental capital abulense y alojarse en el acogedor Parador.

 

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