El Parador de Cangas de Onís retoma este año una atractiva tradición, una cena monacal que retrotrae a los momentos en que los benedictinos habitaban el Monasterio de San Pedro de Villanueva que lo alberga para conmemorar la fundación del cenobio primigenio que, según cuentan las crónicas, mandó erigir el rey Alfonso I un 21 de febrero del año 746.
Superadas las restricciones de la pandemia, el evento vuelve al calendario uno de los sábados próximos a esa fecha. Este año, coincidiendo con la celebración del 1.277 aniversario de la fundación del monasterio, la velada se ha programado el 25 de febrero. Un banquete que recrea la cena monacal benedictina, en la que los clientes comparten una mesa corrida en común como era habitual, amenizada con cantos gregorianos y lecturas por parte del monje Martín de la estricta regla de San Benito que regía la vida monacal y que, entre otros preceptos, imponía el silencio a los comensales.
Para dar el mayor realismo el chef del Parador, Santos Vicente, ha estado rescatando en los últimos años con el máximo rigor histórico recetas que se preparaban en monasterios y conventos con las materias primas de la época. Siempre maridados con bebidas que los monjes elaboraban tradicionalmente intramuros como las cervezas artesanales o los vinos de abadía, apostando esta edición por armonizarlos con diferentes tipos de sidras elaboradas bajo el amparo de la marca Alimentos del Paraíso Natural.
El menú de este año propone como entrante un exponente de la cocina de aprovechamiento, un paté de ave y menudillos con infusión de frutos rojos y un reconfortante caldo trabado del convento con yema y migas de San Martín, fundamental para combatir el frío que hacía intramuros. Dos elaboraciones que se acompañan con la Sidra Pomar Rosée de Viuda de Angelón.
Dado que el bacalao en salazón era uno de los pescados más presentes en las cocinas monacales se ha optado por elaborarlo al modo de la orden benedictina de Alcántara. Un plato de penitencia de la localidad cacereña de elaboración sencilla a base de materias primas como leche, almendras, huevos y patatas que se armoniza con Pomarina natural DOP Sidra de Asturias.
La casquería, muy apreciada en la cocina conventual, protagoniza el plato de carne, unas manitas glaseadas con chalotas al vino del también asturiano monasterio de Corias y romesco de zanahoria junto a las que se va a servir Prau Monta Brut DOP Sidra de Asturias.
Como broche dulce, un hojaldrado de manzana y caramelo al que pondrá el contrapunto la singular Sidra de Fuego Caldea 0,68, una esencia de sidra que es el resultado de la fermentación de mostos de manzanas autóctonas de Asturias concentrados por fuego directo.
El precio de la cena es de 55 euros por persona. Para ampliar información o realizar la reserva se puede llamar al 98 584 94 02 o mandar un correo a [email protected].
