Durante las excavaciones previas a la construcción del Parador de Lorca, salió a la luz una amplia sala de oración perteneciente a una sinagoga. Este descubrimiento no fue sorprendente, dado que el edificio se encuentra próximo al icónico castillo de la ciudad murciana. Una fortaleza que, siglos atrás, marcaba el límite entre los territorios castellano y musulmán. Dentro de sus muros, durante más de dos siglos, residió una numerosa comunidad judía, dedicada al comercio, la artesanía, la traducción de textos árabes e incluso al rescate de cautivos.
Junto a la antigua alcazaba, un aljibe islámico y parte de la muralla almohade, se encuentra el templo del siglo XV revelado por el Parador de Lorca, que hoy en día representa una de las joyas arquitectónicas que los visitantes pueden admirar. Este lugar es único en España, ya que conserva en su interior el hejal, el espacio destinado a guardar la Torá, y el bimá, el púlpito donde el rabino proclamaba los textos sagrados. Además, en su construcción subterránea, diseñada para no superar la altura de las iglesias, se hallaron 2.600 fragmentos de vidrio, con los cuales se pudieron reconstruir las 27 lámparas originales, actualmente expuestas en el Museo Arqueológico de Lorca.
Este descubrimiento, que se integra armoniosamente con los yacimientos históricos de la zona, ha permitido que, desde 2019, Lorca forme parte de la Red de Juderías de España “Caminos de Sefarad”, junto con otras ciudades como Toledo, Córdoba, Ávila, Girona, Besalú, Barcelona, Hervás, Cáceres, Segovia y Sevilla.