La emblemática Hostería del Estudiante de Alcalá de Henares, uno de los establecimientos más antiguos y entrañables de la red de Paradores, ha reabierto sus puertas esta semana tras su habitual cierre veraniego para seguir sorprendiendo a los clientes con su singular oferta que propone un ilustrativo viaje gastronómico por las cocinas de la cadena hotelera pública.
Situada en la calle Colegios, a pocos metros de la plaza de Cervantes y justo enfrente del actual Parador, se proyectó en 1929, un año después del inicio de la Red de Paradores, sobre el antiguo Colegio Menor de San Jerónimo, fundado por el Cardenal Cisneros, y se inauguró, tan solo un año después, en 1930.
El magnífico edificio forma parte del conjunto artístico de la manzana Cisneriana y comparte el Patio Trilingüe con la Universidad de Alcalá de Henares, uno de los edificios más representativos y conocidos de la ciudad. El establecimiento es un escenario único del siglo XVII, envuelto por enormes vigas de madera, muros de piedra, una chimenea donde ya se cocinaba hace cinco siglos, cobres de la época que visten el espacio y la singular y acogedora terraza junto al salón Patio de Caballos.
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A nivel gastronómico, en la última etapa del histórico restaurante la dirección de la compañía ha apostado por incluir en su carta algunos de los platos más representativos de la cocina de los Paradores, potenciando el producto local y las elaboraciones regionales, convirtiendo a la Hostería en un escaparate de la rica y diversa oferta culinaria de los 98 establecimientos de la red. Un restaurante de referencia desde el que iniciar una ruta gastronómica por Paradores.
En el apartado del territorio, donde se ofrecen platos regionales icónicos, se pueden degustar lomos de melva IGP Andalucía sobre tartar de tomate y ajoblaco, zamburiñas soasadas a la gallega, lacón asado a feira con patatas cachelo y una parrillada de cebolletas, berenjena y endivias sobre salsa romesco.
Dentro de los platos con identidad, ofrece elaboraciones como el marinero arroz caldoso con choco, rape y gambones; un lomo de lubina en gazpachuelo malagueño con gambones y mejillones, un gaditano atún rojo a la parrilla sobre guiso de cebolla escabechada, un solomillo de ternera retinta 100% raza autóctona a la brasa y chalotas glaseadas, los castellanos asados de cochinillo M,G. Segovia y lechazo churro, unos albondaquillos agridulces de cordero y ternera como exponente de la cocina sefardí recuperada en los Paradores enclavados en las localidades de la Red de Juderías, el chuletón de ternera avileña 100% raza autóctona o un solomillo ibérico 100% raza autóctona a la brasa.
En cuanto a la cocina viajera de Paradores permanece el espacio dedicado a los productos con identidad propia que surten las despensas de los restaurantes de la cadena hotelera pública. Un apartado que siguen encabezando el jamón ibérico D.O. Guijuelo, las anchoas de Santoña y la habitual selección de quesos, protagonizada actualmente por la oveja grazalemeña y la cabra payoya y en el que se pueden degustar también las cántabras rabas de calamar fritas con alioli de lima o las castellanas patatas revolconas con torrezno M.G.de Soria.
La carta se completa con la oferta tradicional de la Hostería, con algunos de los platos más representativos de su cocina castiza y cervantina, donde siguen inamovibles recetas emblemáticas como las croquetas artesanas de cocido madrileño, las populares migas alcalaínas con su huevo frito de corral y sus acompañamientos y el tiznao cervantino en taco de bacalao, que complementan la ensalada San Isidro con boquerones y ventresca o la ensaladilla tradicional con bonito escabechado.
En el apartado dulce, además de mantener el postre del 75º aniversario de Paradores- un mousse de chocolate con crocante y bizcocho de almendras-, dentro de la representación de postres tradicionales regionales figuran opciones como la tarta de queso del Parador de Hondarribia, el biscuit de higos al estilo del Parador de Guadalupe o el flan de zanahoria y calabaza, en representación de la nueva apuesta de la cadena por los postres vegetales. No falta el señero milhojas alcalaíno con crema pastelera, merengue y almendras: la costrada, que se mantiene junto al ponche de yema y mazapán de Segovia, el postre de las naranjas de El Saler y las filloas de Galicia con manzana y crema caramelizada.
La Hostería del Estudiante abre esta temporada de miércoles a domingo en horario de almuerzos (13:30 a 15:30 horas) y de miércoles a sábados para cenas (20:30 a 22:30 horas).
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