El gran río alcanza su cenit en el delta, un paraje rebosante de vida y serenidad. El Parque Natural del Delta del Ebro desprende una belleza sobrecogedora donde el tiempo parece haberse detenido.

El Ebro extiende sus dominios entre los humedales que reflejan como espejos el vuelo de las aves. El caudal del río es inmenso. Henchido de agua, serpentea tejiendo un hermoso manto verde que logra su perfección en el delta donde confecciona uno de los parajes más hermosos del Mediterráneo.