En el centro de la provincia de Málaga y delimitado por las serranías de Ronda y Antequera, se haya el Desfiladero de los Gigantes. Salpicado por una veintena de cavidades, el cañón tiene una impresionante profundidad de más de 300 metros tallada por el paso inexorable del río Guadalhorce. En este suntuoso enclave se encuentra el Caminito del Rey. Una vertiginosa senda aérea de apenas un metro de anchura, construida en las paredes del desfiladero.
Año 1921. Desde la carretera que une Álorea con El Chorro se divisa un pintoresco puente suspendido a una altura impresionante. Desde el puente sigue el camino peatonal, instalado en roca vertical. Concluye en la línea férrea de Córdoba a Málaga cuya construcción terminó hace 55 años. Al otro lado solo falta una piedra para concluir la construcción de la presa de El Chorro. El Rey Alfonso XIII cruza el nuevo puente de hormigón y vigas de ferrocarril. Se aproxima a la presa y coloca un sillón de piedra. Dando así por finalizada una obra planeada desde 1902.
Hasta principios de siglo, Málaga había sido una provincia privilegiada con un suelo rico que alimentaba cultivos de alta calidad. Sin embargo, sequías y lluvias irregulares mantenían un estado de amenaza constante. Las obras impulsadas por la familia Loring y el ingeniero Rafael Benjumea supuso un cambio de paradigma para la zona. A través de la Sociedad Hidroeléctrica del Chorro realizaron dos grandes construcciones: el Salto Hidroeléctrico del Chorro y la presa del mismo nombre, también llamada del Conde de Guadalhorce.
La construcción del salto hidroeléctrico se terminó en 1905. Su objetivo era suministrar energía eléctrica a la ciudad de Málaga y dar servicio a una potencial industria agraria que, si bien aún no existía, podía desarrollarse en poco tiempo si disponía de energía eléctrica de calidad a bajo coste. De este modo, Benjumea consiguió cambiar la percepción popular que se tenía desde finales del siglo XIX de la luz eléctrica como objeto de lujo.
Con los beneficios amasados, la Sociedad Hidroeléctrica del Chorro pudo financiar la segunda parte del proyecto: la presa de Guadalhorce. Clave de la llegada del regadío a numerosos territorios de la comarca.
Nexo de conexión
Concluida la presa, parte de los trabajadores que participaron en su construcción, se instalaron definitivamente en la zona. El Caminito del Rey se hizo indispensable, pues la senda permitía a los niños asistir a la escuela, a las mujeres avituallarse en el colmado y a los hombres reunirse en la cantina. En general, mantener contacto con otras poblaciones, más allá de las sierras que rodean estos parajes. El trasiego se hizo habitual. A caballo, en bicicleta o a pie; bajo el sol o alumbrados por las luces eléctricas, personas de todas las edades cruzaban el Caminito del Rey para relacionarse.
El recorrido
El Caminito del Rey se encuentra en un entorno natural único. Discurre, desde su inicio en la zona del pantano del Conde de Guadalhorce, entre desfiladeros, cañones y un gran valle. Una parte por senderos y otras por pasarelas, hasta abrazar la presa del Chorro. Es un recorrido lineal de 8 km y sentido único que desciende de Norte a Sur. Atravesarlo suelen llevar entre 3 y 4 horas.
Existen siete tramos delimitados en el recorrido:
- Zona de recepción. Parada del autobús lanzadera/parking. Restaurante El Kiosko
- Dos zonas de acceso: la senda y la pista de Gaitanejo (2,7 o 1,5 km., según el recorrido elegido)
- Caseta de recepción de visitantes y embalse de Gaitanejo
- Primer cañón. Desfiladero de Gaitanejo (2,9 km. desde torno de entrada hasta torno de salida)
- Segundo cañón. El Tajo de las Palomas
- El Valle del Hoyo
- Tercer cañón. Desfiladero de los Gaitanes
- Tramo final. Pasarela hasta torno de salida
- Avenida Caminito del Rey, senda de bajada hacia la estación de El Chorro (2,1 km).
El Parador de Antequera
Si hay un parador que rompe con la tendencia de edificio histórico y es símbolo de modernidad, ese es el Parador de Antequera. Situado en una zona ajardinada de la ciudad es la opción ideal para relajarte y descansar, para celebrar cualquier evento, o como punto de partida para conocer esta región.
Sus enormes cristaleras hacen que la luz se cuele por todos los rincones y regalen unos magníficos atardeceres sobre la vega antequerana. Destaca su cocina mediterránea y tradicional andaluza, adornada con productos de la huerta antequerana y con platos típicos de la zona como la Porra antequerana, Pío antequerano y molletes (pan típico ideal para desayunos).
A pocos kilómetros de Antequera, se encuentra el Torcal, un paraje natural que sorprende por su formación geológica única donde estrechas rutas serpenteantes se deslizan entre caprichosas e impresionantes formas que cientos de millones de años esculpieron en las rocas calizas y que cuenta con un moderno observatorio astronómico que realiza actividades para el visitante durante todo el año.
Reserva en el Parador de Antequera
Texto: Helena Curulla Matosas
Fotos: Shutterstock / Paradores de Turismo de España