En el Parador Costa da Morte se respira Galicia por los cuatro costados. Enclavado en la ladera de una montaña frente a la playa de Lourido, es un edificio moderno y sostenible que pasa casi desapercibido en la naturaleza virgen de la zona. Un paisaje que protagoniza también la propuesta artística que cuelga de sus paredes y que está íntimamente relacionada con la vida, la historia y la cultura gallegas.
La colección está compuesta por dos obras de escultores gallegos contemporáneos (Francisco Leiro y Álvaro de la Vega), una representación de fotografía en blanco y negro de fotógrafos del siglo XX y dos fotógrafos contemporáneos.
Francisco Leiro, presente en la colección con su escultura Habanero, posee un estilo personal en el que conviven la riqueza de la tradición escultórica española con los lenguajes contemporáneos cercanos al expresionismo. Por su parte, Álvaro de la Vega trabaja sus esculturas en todo tipo de materiales tradicionales y vinculados a la naturaleza como el hierro, la cerámica, la piedra o la madera con lo que consigue figuras de gran expresividad.
En la representación de fotógrafos del siglo XX encontramos imágenes de Ramón Caamaño, que fue uno de los primeros que retrató el paisaje, las costumbres y los vecinos de la Costa da Morte. También de Virxilio Vieítez, Ruth Matilda Anderson, José María Massó o José Suárez, el más internacional de los fotógrafos gallegos. La serie Mariñeiros está marcada por una fuerte estética vanguardista, una mirada cinematográfica y una gran concienciación social.
El drama de la inmigración, que tanto afectó a Galicia en la primera mitad del siglo XX, protagoniza una fotografía de Manuel Ferrol que se convirtió en un icono de esta época: un hombre y un niño que lloran por unos parientes que se embarcan rumbo a América.
En las paredes del Parador Costa da Morte también hay fotografías de fotógrafos contemporáneos como Manuel Sendón, centrado en la vida y cultura gallegas y que milita en el realismo documental, o Xurxo Lobato, que consiguió una de las imágenes más recordadas del hundimiento del Prestige. Esta fotografía le valió a Lobato el premio Ortega y Gasset de Periodismo en 2003.
Además, la zona tiene una importante representación en el Parador a través de las cartas náuticas que dan nombre a cada una de las 67 habitaciones con puntos geográficos de interés como cabos, faros o rías.
Uno de los rincones más especiales del Parador Costa da Morte es su biblioteca. Un espacio con más de 300 volúmenes donde podremos descubrir la literatura gallega y la Costa da Morte a través de la poesía, la novela, el ensayo o el arte gallego contemporáneo mientras disfrutas de una panorámica espectacular.
El Parador también cuenta con una muestra de la artesanía de la zona. El encaje de Camariñas es uno de los patrimonios culturales materiales e inmateriales más importante de Galicia. Una expresión de la identidad de todo un pueblo que protagonizan las mujeres de la ría de Camariñas.