Rojos, amarillos y ocres. Naranjas, verdes y marrones. Llega el otoño y con él una explosión de colores que merece la pena disfrutar. Y si el tiempo acompaña, como ahora, mejor que mejor. Te proponemos cinco destinos ideales para exprimir al máximo esta estación que se ha convertido en un destino en sí misma.
Al pie del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en medio de un espectacular paisaje del Pirineo oscense, se encuentra el Parador de Bielsa. La panorámica es sobrecogedora. En este coqueto refugio de montaña podrás disfrutar de la tranquilidad y el silencio, además de ser el mejor punto de partida para infinidad de rutas, actividades y excusiones. El Parador te ofrece la oportunidad de descubrir todos los secretos de esta zona con los mejores guías locales a través de las experiencias de Naturaleza para los Sentidos. Un programa de ecoturismo sostenible para conocer la ganadería tradicional, el modo de vida de la alta montaña y la majestuosidad geológica del valle de Pineta.
Otro Parador ideal para disfrutar de los colores del otoño es el Parador de Fuente Dé. Está ubicado en un lugar único, junto al famoso teleférico que sube al mirador del Cable, en un lugar privilegiado del Parque Nacional de Picos de Europa. Antes de que lleguen las primeras nieves, la zona comienza a teñirse de tonos pardos y amarillentos. Y las temperaturas acompañan para degustar el primer cocido lebaniego de la temporada.
Frente al pantano de Ruesga y con los picos más altos de la Montaña Palentina de fondo, en ese paisaje de postal se encuentra el Parador de Cervera de Pisuerga. Está situado a más de 1.100 metros de altura en un lugar donde el silencio y la conexión con la naturaleza son únicos. En el Parque Natural de la Montaña Palentina encontrarás montañas de más de 2.500 metros de altura mezcladas con impresionantes precipicios, valles y ríos. La zona es refugio habitual del oso pardo y cuenta con numerosos cotos de caza y pesca. Además, si eres amante del arte, podrás hacer una ruta del románico para conocer iglesias tan representativas como Santa María la Real en Aguilar de Campoo.
En el corazón de la Ribeira Sacra, en un espacio natural de original belleza en el interior de Galicia entre los valles del Sil y el Miño, se esconde el Parador de Santo Estevo. Se cree que el origen del monasterio, considerado como uno de los más importantes y mejor conservados de la comunidad, se remonta a los siglos VI y VII. En él se aprecian claramente los estilos barroco y románico, con tres impresionantes claustros: uno románico, uno gótico y otro renacentista. Su monumentalidad combina a la perfección con su decoración moderna y vanguardista. Además, si eres amante del vino, no te puedes perder las catas para degustar los mejores caldos de la Ribeira Sacra. Se celebran en el bosque del Parador, en los antiguos hornos del monasterio.
En el sur, en la provincia de Jaén, encontramos el Parador de Cazorla. Este cortijo andaluz está en pleno Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, en el paraje conocido como Sacejo. Es un rincón único para conectar con la naturaleza y para dejarte llevar por la tranquilidad que transmite la zona.