Ruta de los Picos de Europa y la Montaña Palentina

Domingo

Iniciamos ruta en plena costa cantábrica. Gijón, histórica, comercial, industrial, donde el mar, las suaves montañas y la urbe se combinan, haciendo de ella una de las ciudades más atractivas del norte de España. Su clima suave invita a disfrutarla todo el año. La playa de San Lorenzo, el paseo marítimo, el puerto deportivo, su Semana Negra, su vida social y su ambiente festivo invitan a conocer la ciudad.  Hay que pasear el barrio marinero de Cimadevilla y subir al cerro de Santa Catalina, lugar en el que verás la escultura de Chillida “Elogio del Horizonte”, y desde donde la costa cantábrica regala una preciosa panorámica. Cerca del Parador se encuentran también el Acuario y el museo vegetal del Jardín Botánico. Entre sus muchos atractivos, Gijón cuenta con una red de museos y una oferta cultural multiforme: Festival Internacional de Cine, Salón del Libro Iberoamericano, Museo del Ferrocarril, Museo Internacional de la Gaita, Casa Natal de Jovellanos, Museo de Nicanor Piñole, Palacio de Revillagigedo, la Laboral Ciudad de la Cultura... Desde Gijón puedes conocer también otras localidades marineras como Candás o Luanco, bañarte en sus playas y ver el Museo Marítimo. Y si aún no habías sucumbido a sus encantos va siendo hora de probar una contundente fabada u otras exquisiteces astures como el cachopo o su imbatible arroz con leche. acompañados con las mejores sidras en el restaurante del Parador, un molino centenario situado en el Parque de Isabel La Católica, uno de los espacios verdes más bonitos de la ciudad.

Lunes

Proseguimos viaje hacia el interior, hasta Cangas de Onís, la puerta de entrada del Parque Nacional Picos de Europa que, pese a estar solo a 87 metros sobre el nivel del mar, da la impresión de ser una ciudad de alta montaña debido a las elevadas cumbres que la rodean. La grandiosidad de los Picos de Europa -que reciben este nombre porque era lo primero que divisaban los norteños que emigraban a América cuando regresaban en barco-, una de las más espectaculares y bellas de la Península Ibérica, impacta al viajero.  Asturias encuentra en estas tierras su máxima expresión. En el concejo te sugerimos conocer el Puente Romano, del que cuelga una copia de la Cruz de la Victoria del siglo X que conmemora la batalla de Covadonga, la Ermita de Santa Cruz y el Palacio Cortés. Para empaparse de la cultura del Principado resulta obligado entrar a algún chigre para asistir al espectáculo del escanciado de la sidra y degustarla acompañada por queso cabrales o los muchos y abundantes manjares que preparan en esta tierra de los que son especialistas en el Parador -atención a su cheese bar con más de una veintena de especialidades de quesos asturianos- ubicado a orillas del Sella en el antiguo monasterio benedictino de San Pedro de Villanueva. Destino para senderistas y montañeros, próximo al Parque Nacional de los Picos de Europa, visite Casa Dago (Centro de Recepción de visitantes). El Real Sitio de Covadonga, lugar de peregrinación que alberga a La Santina, es otro de los lugares de especial interés de la zona junto con los Lagos de Covadonga (Enol y la Ercina) y la Ruta del Cares. El Parador, acondicionado para el cicloturismo, pone además a disposición de los clientes una selección de actividades sostenibles en su entorno para que la estancia sea aún más divertida e interesante.

Martes y Miércoles

Retomamos la marcha para adentrarnos hacia la vertiente cántabra de los Picos de Europa. La grandiosidad de estas montañas -que reciben este nombre porque era lo primero que divisaban los norteños que emigraban a América cuando regresaban en barco- unas de las más espectaculares y bellas de la Península Ibérica, impacta al viajero.  Dada su privilegiada ubicación, rodeado de la imponente verticalidad y del paisaje idílico de las cumbres, el Parador es un excelente alojamiento para conocer el incomparable Parque Natural de los Picos de Europa y es la puerta de entrada a mágicos bosques, laderas y miradores que forman un paraíso natural de belleza incomparable. A través del teleférico de Fuente Dé, situado junto al Parador, podemos ascender cómodamente al corazón del Macizo Central o de Arríeles o al mirador de Áliva -debes subir obligatoriamente para disfrutar de una panorámica del valle a 2.000 metros de altitud-. Existen numerosas y variadas rutas para disfrutar del entorno -cuatro de ellas dentro del programa de cicloturismo- y de pequeños pueblos de montaña, como Mogrovejo. La iglesia Santo Toribio de Liébana, de estilo gótico, es el edificio religioso más importante del valle, donde se venera el Lignim Crucis, el mayor trozo de la Cruz de Cristo que se conserva. También es interesante visitar Potes, la villa de los puentes y de las torres famosa por sus orujos, la iglesia mozárabe de Lebeña y la ermita de San Tirso.  El cocido lebaniego, especialidad regional del Parador, es una magnífica forma de reponer fuerzas al regreso de tus excursiones por la zona y no puedes dejar de probar el peculiar queso Picón Bejes-Tresviso que se madura en cuevas. En este marco, el Parador, junto a operadores locales, propone atractivas experiencias de naturaleza, poniendo en valor su naturaleza, historia y cultura, y un exigente programa para los amantes de la bicicleta.  Y si te gusta el deporte de aventura éste es tu destino: piragüismo, rafting, descenso de cañones, escalada, alpinismo, rapel, travesía con raquetas por la nieve, subir el Naranco de Bulnes, rutas a caballo… ¿A cuál te apuntas?

Jueves

Enfilamos hacia nuestro destino final en tierras palentinas. Para viajar desde Fuente Dé a Cervera de Pisuerga hay varias posibilidades y todas ellas garantizan el disfrute de espectaculares paisajes en un sinuoso recorrido de apenas 80 kilómetros Con las aguas del Pantano de Ruesga a sus pies y escarpados picos de fondo, el Parador de Cervera es un campamento base ideal para sumergirse en la Montaña Palentina y en el esplendoroso paraje virgen del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre, refugio habitual del esquivo oso pardo y hábitat natural del urogallo. Un paraíso para los amantes de la naturaleza -no perderse entre septiembre y octubre el espectáculo de la berrea del ciervo- y, de manera especial, para los aficionados a la caza y la pesca. Anímate a conocer el entorno través de alguna de las rutas como la de los pantanos, la de los miradores, la del Roblón de Estalaya, donde verás “El Abuelo”, un impresionante roble de extraordinaria longevidad; La Tejada de Tosande, con sus retorcidos tejos milenarios, o la preciosa Senda del Bosque Fósil, con un suelo en el que se aprecian tocones y troncos de árboles de un bosque que existió hace 300 millones de años. Si viajas con niños no te puedes perder el parque de aventuras El Robledal del Oso, una divertida y original forma de visitar un entorno natural a través de recorridos deportivos y lúdicos.  El Parador está equipado para el cicloturismo, proponiendo varias rutas personalizadas, y ofrece además un abanico de experiencias únicas dentro del programa Naturaleza para los Sentidos en plena conexión con la tradición, los alimentos y la hospitalidad cerverana. En las proximidades se concentran más de un centenar de templos románicos, desde grandes monasterios hasta pequeñas ermitas integradas en el paisaje, como el Monasterio y Museo de Santa María la Real, en la “galletera” Aguilar de Campoo, la iglesia rupestre de Olleros de Pisuerga o la Iglesia de San Juan de Moarés de Ojeda, con su sorprendente pantocrátor.  Una opción más relajada es recorrer el Canal de Castilla en barco turístico y a poco más de 50 kilómetros hacia el sur merece una visita la Villa Romana de La Olmeda, un yacimiento de dimensiones palaciegas cuyos suelos cubren más de 1.500 m2 de coloridos mosaicos. En el Parador podrás disfrutar de la genuina cocina castellana montañesa, con especial atención en temporada a las cocinas micológica y cinegética. Y no te puedes ir sin probar una de sus grandes especialidades: su pastel artesano de manzana reineta.